Pasar al contenido principal

Blog

¿Cuáles son las nuevas tendencias en alimentación apícola?

Colmena Abejas
04 Ene 2023

La tendencia agrícola a nivel mundial son las grandes explotaciones de monocultivos, que reducen la biodiversidad vegetal constituyendo una única fuente de néctar y polen para las abejas. También este tipo de agricultura lleva asociado un excesivo uso de fitosanitarios. Como consecuencia, las abejas pueden tener desequilibrios nutricionales, además de verse afectadas por los efectos subletales o tóxicos de estos tratamientos químicos.

Una mala nutrición de las abejas incrementará el impacto negativo de distintas enfermedades, contribuyendo a una pérdida de productividad y de colmenas.

¿En qué se basa la alimentación de las abejas?

La alimentación de las abejas se basa en un 80-90% de miel que les proporciona, principalmente, carbohidratos como enzimas, minerales, ácidos orgánicos…y un 10-20 % de polen, que es el que les aporta la proteína, así como carbohidratos, aminoácidos, grasas, elementos minerales, fibra, vitaminas y otros componentes minoritarios.

Además, no debemos olvidar el agua, pilar fundamental para la termorregulación de la colmena, ya que mantiene la humedad para el desarrollo de la cría, la dilución de las reservas y las secreciones glandulares. Y, además, base fundamental para el transporte de los nutrientes dentro del organismo de las abejas.

Por otro lado, los azúcares también son claves ya que los utilizarán para la producción de energía, formación del exoesqueleto de quitina, almacenamiento de energía, formación de otras moléculas, etc. mientras que el polen aportará los componentes necesarios para la formación de distintos tejidos, producción de los péptidos antimicrobianos (Danihlik, 2018), reserva de moléculas, desarrollo de las glándulas hipofaríngeas e incremento de vitelogenina.

¿Qué es la vitelogenina?

La vitelogenina es una proteína que tiene diversas funciones en las abejas: desde la nutrición del embrión en el huevo o la función de reserva hasta ser transportadora de nutrientes en la hemolinfa, implicada en la inmunidad y longevidad, entre otras.

Cada vez más, se utiliza el análisis de la expresión del gen de la vitelogenina en la mayoría de estudios sobre nutrición para evaluar el impacto de la alimentación en la salud de las abejas, ya que el incremento de la expresión de esta proteína está asociada a un mejor estado de salud y una mayor longevidad de las abejas.

Miel y Polen

Imagen 1. Reservas de miel y polen en la colmena. Foto Archivo Pajuelo.

Aminoácidos esenciales y suplementos proteicos

Los aminoácidos esenciales -aquellos que no pueden sintetizar las abejas y tienen que ser adquiridos a través de la dieta (polen)- también son de gran importancia. No todos los pólenes tienen el mismo contenido en proteína y, en ocasiones, algunos carecen de alguno de estos aminoácidos esenciales, pudiendo afectar de forma negativa al desarrollo de las abejas.

Es en estos momentos donde juegan un papel importante los suplementos proteicos, como el Promotor L® de Calier, que ayudan a suplir estas carencias. También podemos emplear este tipo de piensos para estimular el crecimiento rápido de la población o al añadirla en nuestros formulados sólidos para el mantenimiento de la población, por ejemplo, en la época invernal.

Promotor L Apis
Imagen 2. Foto Promotor L (Calier)

Estos suplementos también aportan vitaminas. En la colmena, estas vitaminas son producidas principalmente en la fermentación del polen en el panal, así como en el tracto intestinal de las abejas por parte de la microbiota. En Promotor L® de Calier encontramos vitaminas del grupo B, cruciales en el desarrollo de las glándulas hipofaríngeas y, por tanto, en la producción de jalea real. Este grupo de vitaminas está implicado también en el desarrollo de la cría, sobre todo las vitaminas B2, B3 (niacinamida) y B6.

 

Polen Fermentado
Imagen 3. Polen fermentado en panal. Foto Archivo Pajuelo.

Otros componentes del polen a los que cada vez se les está dando más importancia son las grasas, entre las cuales encontramos a los esteroles como las más frecuentes. Dentro de las grasas, están los ácidos grasos esenciales, que al igual que ocurre con los aminoácidos esenciales, las abejas necesitan adquirirlos a través de la dieta. En el polen representan un 43 % del total de ácidos grasos y toman especial relevancia en la alimentación apícola los ácidos linoleico (ω6) y α-linolénico (ω3), encontrándose en el polen una relación ω6:ω3 en torno a 0,8. Diversos estudios concluyen que un déficit de ω3 en la dieta de las abejas implica poco desarrollo de las glándulas hipofaríngeas y, si lleva asociado un elevado ratio ω6:ω3, genera desorden cognitivo, mortandad y reducción de la cría (Arien et al., 2015; 2018; 2020) (debemos tener en cuenta que estos resultados se realizan con abejas en cajas, en condiciones de laboratorio, controlando la ingesta de los distintos nutrientes).

Como vemos, en comparación con las décadas pasadas, la tendencia actual va dirigida hacia la formulación de piensos cada vez más completos, basándose en las necesidades de las abejas con el objetivo de sustituir las posibles carencias. Cuando alimentamos a nuestras abejas, los efectos de esta alimentación no los vamos a ver de manera inmediata, pero ante condiciones desfavorables, las abejas bien nutridas van a poder superar estas situaciones mejor que aquellas que tengan ciertas carencias.